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02.12.17 Diario EL PAIS
El Hospital Británico realizó talleres sobre seguridad y autoestima de adolescentes, con el hogar como principal referencia. Dando respuesta a las inquietudes de sus asociados, el Hospital Británico llevó adelante tres charlas taller enfocadas en el reforzamiento de la seguridad y la autoestima y en la prevención de la depresión en niños y adolescentes, con el hogar como referencia principal. Las doctoras Teresita Sábat, pediatra especializada en adolescentes, y Mercedes Pazos y Madelón Rodríguez, del Departamento de Psiquiatría Infantil del Hospital Británico, llevaron adelante este último mes tres talleres para padres de niños y adolescentes, con la consigna “El hogar nuestro punto de partida” como denominador común. Como en oportunidades anteriores, en las que se trabajó sobre problemáticas como las drogas y el alcohol, las especialistas lideraron dinámicas de trabajo en las que los padres pudieron plantear sus dudas e interrogantes. Rodríguez llamó la atención sobre la transición de la infancia a la adolescencia, recordó que se trata de un proceso y sostuvo que es imprescindible tener “confianza para recorrer el camino”. Se trata de “pensar que al tratar a un adolescente estás frente al mismo individuo que conoces de niño pero al mismo tiempo con la posibilidad privilegiada de hacer variantes en aquello que venías haciendo toda la vida en relación con esa persona”, apuntó. En éste sentido, identificó tres pilares del proceso. En primer lugar, “confianza en que las bases amorosas dejan cimientos; lo primero es no naufragar, confiar en esas convicciones”. En segundo, “no sumarnos a la velocidad de la exigencia que el mundo actual le plantea a los adultos; permitirnos contemplar y reflexionar sobre lo que venimos haciendo”. Y por último, “no tener miedo a decir que no, ni tener miedo a decir que sí; tiene que haber un equilibrio, de lo contrario se generan tensiones que obstaculizan el desarrollo del vínculo”. Pazos, en tanto, apuntó que instancias de éste tipo sirven para romper mitos sobre la psiquiatría, en general, el rol del psiquiatra, en particular, y abordar temores vinculados a la consulta y al estigma del diagnóstico de trastornos o patologías. En ése contexto, señaló que los adolescentes viven momentos de tristeza o de repliegue, lo cual es “saludable y necesario” y no supone necesariamente un cuadro de depresión. Y recordó que para que una situación sea considerada un trastorno debe causar “algún deterioro clínicamente significativo en algunas de las áreas principales de su vida”. En éste sentido, la consulta al psiquiatra puede resultar de mucha utilidad para detectar e intervenir a tiempo situaciones de riesgo real o potencial. Tanto en el Hospital Británico como a nivel general, se incrementaron las consultas al tiempo que van quedando de lado los miedos al psiquiatra, al diagnóstico, a la enfermedad mental y a la eventualidad de un abordaje con medicación, explicó. Así, los padres buscan “entender lo que está pasando y ayudar a sus hijos a crecer, sacarse la duda y hablar con alguien, obtener herramientas para lidiar con el desafío sin confrontación o espirales de desentendimiento”.