La incidencia y mortalidad del cáncer en Uruguay es similar a la de los países desarrollados

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26.07.18 Diario EL OBSERVADOR

Mario Varangot, director de la Unidad de Oncología, analizó la incidencia de la enfermedad en el país y repasó los avances que se lograron en los últimos años. Ya en los años ochenta Uruguay fue pionero en oncología. Fue en esa época cuando surgieron los primeros posgrados y especializaciones en el estudio del  cáncer. Hoy, casi 40 años después, hay más de 120 especialistas dedicados a ese apartado de la medicina. Uno de ellos –y una referencia en la materia– es el Dr. Mario Varangot. Director de la Unidad de Oncología del Hospital Británico y ex presidente del Instituto Nacional del Cáncer, Varangot asegura que la especialidad se ha desarrollado de manera progresiva en el país, y que gracias a políticas como la del Hospital Británico –que renovó y replanteó su área oncológica en 2016– se ha logrado comprender más a la enfermedad y a la manera en la que deben ser tratados y acompañados los pacientes. Asegura además que el médico oncólogo es una pieza clave para la recuperación del enfermo, pero que funciona cuando otras piezas –enfermería, psicología, radioterapia, cirugía y la familia– también se acoplan al trabajo. Esa senda, la del trabajo en equipo y la multiplicidad de opiniones sobre los distintos casos, es la que, según él, ha transitado el Hospital Británico y por la que buscan desarrollarse cada día más por el bien de sus usuarios. ¿Cómo se ha desarrollado la oncología en los últimos años en Uruguay? Ha progresado rápidamente, no solo por la formación de los oncólogos médicos sino porque se integra con varias especialidades. Justamente, ha mejorado desde el punto de visa asistencial a raíz de trabajar en equipo o en lo que llamamos ateneos o comité de tumores. Allí se integran todas las especialidades y se trata el caso de un paciente en particular o de una enfermedad determinada. También se ha mejorado y progresado en el diagnóstico y en los tratamientos. Hoy utilizamos tecnología de punta para diferentes tratamientos oncológicos o de inmunoterapia. ¿Qué tan importante fue avanzar en el diagnóstico previo y la prevención de la enfermedad? Mucho. Hay dos tipos de prevención. Una es la primaria, en la que se intenta disminuir la frecuencia de la presencia de un cáncer vinculado a comportamientos de riesgo. Eso es lo que pasa, por ejemplo, con el tabaco. Si se disminuye o se evita el tabaco, se dará una disminución en la incidencia del cáncer de pulmón.   Después está la prevención secundaria, cuyo mejor ejemplo es la mamografía. Este estudio es una herramienta muy importante que ha demostrado lo que permite el diagnostico precoz. Gracias a que se hacen mamografía periódicas se tienen más chances de curarse. Entonces, evitar la causa y hacer el diagnostico precoz son dos claves. ¿Cuáles son los tipos de cáncer con mayor incidencia en Uruguay? En el caso del hombre es el de pulmón, próstata y colon. En la mujer es el de mama y el de colon. Hay un tema que en particular nos preocupa mucho, y es que en los últimos 10 o 15 años se produjo un aumento sostenido de la incidencia y la frecuencia del cáncer de pulmón en la mujer.   Probablemente se deba a que la mujer comenzó a fumar de manera más tardía en el tiempo, y el impacto se está viendo en los últimos 20 años. Esto no sucede solamente en Uruguay; en Estados Unidos el cáncer de pulmón es mayor causa de muerte que el cáncer de mama en la mujer. No es un hecho irrelevante y no sería de extrañar que eso se trasladara a Uruguay también.   En el caso del hombre, los tipos de cáncer con mayor incidencia son el de pulmón, próstata y colon. En la mujer es el de mama y el de colon.   ¿Cómo se encuentra Uruguay en la materia frente al resto del continente? En Uruguay se registra un perfil de incidencia de cáncer similar al europeo o al de Estados Unidos, al de los países desarrollados. En el resto del continente, a veces por las características de la población o por el promedio de edad de vida, puede que no se tengan registros exactos de la incidencia de la enfermedad. Eso en Uruguay no sucede. El país se destaca por su muy buen registro de la mortalidad y la incidencia del cáncer. Eso hace que, en general, se conozcan muy bien las estadísticas. En Uruguay la gente tiene acceso a la información y eso es fundamental. Si el país tiene un perfil de causa de muerte muy alto, se debe a las características de la población y a ese buen registro estadístico. Hace dos años se renovó el departamento oncológico. ¿Por qué se hizo y cómo influyó en el trabajo actual con el paciente? Se pensó un proyecto en el que pudieran trabajar todos los oncólogos del Británico en la misma área en conjunto con el Hospital de día oncológico, que es donde se hacen -entre otros tratamientos- la quimioterapia. Hoy en día tenemos tres grandes sectores: el médico, el de nurse y enfermería, y el personal administrativo. Nadie está aislado y trabajamos todos juntos, porque el centro es el paciente y el resto acoplamos nuestros roles a lo que la persona necesita.   Lo concebimos para que siempre haya vínculo entre las partes. No tenía sentido hacer este lugar para estar desconectados. Tenemos una sala de reuniones para hacer ateneos dos veces por semana, en los que discutimos los casos entre todos los oncólogos de la unidad, pero en los que también se vinculan el resto de las especialidades. Eso ayuda mucho al paciente porque tiene más de una opinión y esta es discutida. Esto es necesario porque a veces en la maduración de una decisión pueden surgir diferentes propuestas que al médico que lleva el caso podría no habérsele ocurrido.   La discusión, en ese sentido, es fundamental. Es un acto profesional clave. Pero además del equipo de oncólogos, de nurses y enfermeros, también trabaja con nosotros un psicólogo, una nutricionista y está previsto generar otras unidades específicas. Por lo pronto, ya funciona aquí una unidad de cuidados paliativos, que entre otras cosas pueden atender a los pacientes a domicilio.   Hoy en día tenemos tres grandes sectores: el médico, el de nurse y enfermería, y el personal administrativo. Nadie está aislado y trabajamos todos juntos, porque el centro es el paciente y el resto acoplamos nuestros roles a lo que la persona necesita. ¿Qué tan atento debe estar el oncólogo al aspecto psicológico del paciente y a su relación con él durante las consultas y el tratamiento? La relación entre paciente medico es siempre diferente. El manejo de esa instancia o de esos momentos bisagras en el ámbito del consultorio es de uno a uno. Es clave saber manejar la información y los tiempos del paciente para recibirla. No todo el mundo desea saber todo de entrada; pero el médico eso no lo sabe al principio y debe establecer ese vínculo para poder administrar esa información, porque es muy dura, surgen muchas preguntas en ese momento, algunas de las cuales se pueden contestar y otras no.   Es muy importante generar confianza, que el paciente tenga fe en el equipo médico, que los médicos seamos claros sobre lo que pensamos y sobre lo que el ateneo decidió. Los pacientes necesitan tiempo y los médicos también.   De todos modos, esa relación no es exclusiva del oncólogo. Antes el paciente pasa por recepción, y antes viene derivado por su médico de cabecera. Tienen que haber etapas de contención. Una persona que ha sido comprendida desde el momento en el que pide la hora llega de otra manera al consultorio. ¿Cómo se trabaja con la familia del paciente? Necesitamos de la familia. El médico tiene que darle información al núcleo familiar, pero muchas veces sucede que él necesita lo mismo de ellos para el tratamiento del paciente. No hay que olvidar que estamos conociendo a una persona que sabemos que en ese momento está enferma, pero hay muchas otras cosas que no las sabemos. También habría que destacar que los pacientes, cuando llegan al consultorio, ya pasaron por su médico de cabecera o referencia. Nosotros nos contactamos con ellos porque conocen a esa persona desde hace mucho más tiempo que nosotros. Puede ser que las instancias después sean diferentes, pero la información de ese medico es imprescindible. No solo por la parte técnica, sino porque él nos puede transmitir muchas características propias del paciente.

Dr. Mario Varangot, Director de la Unidad de Oncología

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